Si eres introvertido, si no eres hablador, si no vas de enterado.
Te pueden pasar estas cosas.
Que te tomen por lo que no eres.
Y también puedes dar sorpresas, cuando se vea lo que sí eres.
Con el tiempo he aprendido, que lo peor que puedes hacer es enzarzarte con según qué personas.
Es mejor seguir caminando.
Verás.
Esto me pasó de jovencito.
Con una novia que tuve.
Yo no le gustaba a su madre.
Debe ser que no era lo suficiente.
Tú que eres tan guapa y tan lista.
Tú que te mereces un príncipe o un dentista.
Y puede que estuviese en lo cierto, no digo yo que no.
La campaña en mi contra era feroz.
No de cara, no de frente, no adulta, no como una persona madura.
Pero si feroz.
Porque hombre no soy príncipe ni dentista, pero no soy gilipollas, hay detalles, te dan pistas.
Yo lo llevaba con resignación.
Pero un buen día, de vacaciones, jugando en campo contrario.
Me proponen un challenge.
Seguro que no te sabes ni planchar una camisa.
“Ergo mi niña va a estar como una esclava.”
Esto último estaba implícito.
Ese día no puede contener a Parradito mi Mr. Hyde, y conteste.
Pues no, pero si me enseñas a lo mejor sí.
Y allí mismo comenzó la clase, no de plancha, de toreo.
Porque mientras aguantaba los comentarios, iba aplicando las enseñanzas.
Y lo hice de cine, la camisa de Papá quedó perfecta, lo mismo que las otras cinco colgadas del pomo de la puerta.
¡Oh!
¡Qué sorpresón!
Cuando terminé, solo hablé para preguntar por el veredicto.
Aprobado a regañadientes.
Tan a regañadientes, que hubiese estado bien tener un dentista cerca.
Yo no hablé ni una palabra más sobre el tema.
No hubo final a la Americana, hijo ven aquí y deja que te abrace, qué equivocada estaba.
No.
De las puyas se encargaron el resto, supongo que los que tenían que aguantar la campaña de acoso y derribo.
Yo disfruté del momento en silencio.
La relación, un buen día, terminó.
Cuando no hablas, cuando no tienes tu propia voz, te pueden pasar estas cosas.
Eres un candidato a conspirador.
Eres el muñeco perfecto al que atizar.
Eres carne de chivo envasada para expiar.
Por eso eso es importante tener personalidad y utilizarla.
Yo sigo más o menos igual, hablo cuando tengo que hablar.
Cuando hablo no me gusta decir chorradas, prefiero ser contundente y definitivo.
Que suba un poco el pan.
Mientras tanto me dedico a hacer mi trabajo lo mejor que puedo y sé, y si no lo sé lo aprendo.
Para mí, la mejor manera de ganar autoridad.
Hacemos marketing digital.
No es estridente, no es ruidoso, no es del montón.
Si esto te parece interesante, tienes más detalles aquí.
P.D. Los retos de vez en cuando están bien, los experimentos mejor con gaseosa, y el marketing digital, si puede ser con fundamento, es arriba.
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