Un porqué parece justificar todo.
Y así nos han colado un montón de personajes que antes no habríamos aceptado.
Porque nos han explicado su motivo.
Es una asesino sanguinario y despiadado porque tuvo una infancia difícil.
Porque tuvo que salir adelante haciendo lo que hiciera falta.
Ah vale, ok.
Antes solo había que insinuar el porqué y ya nos hacíamos una idea.
Pero nos vamos acostumbrando hay que subir la dosis.
Y ahora muchas películas son solo justificación, se recrean en la justificación, son todo justificación.
Porque el clásico bueno ha dejado de interesarnos, no es creíble.
Ahora sabemos que el bueno también tiene cicatrices y queremos verlas.
Sabemos que tiene defectos y debilidades y no queremos que nos lo oculten.
Queremos saberlo todo, queremos saber más.
Y me parece saludable.
¿Un síntoma de madurez?
Aunque solo sea por cotillear, si al final termina en madurez ni tan mal.
También tendremos que aprender a reflexionar sobre lo que vemos.
Es fácil, creo.
Solo hay que preguntar.
¿Por qué?
Aunque parece que no es de buena educación o no está bien.
Te tienes que conformar con el lema porque está muy bien pensado, y es así, y punto pelota.
Y no hay nada más saludable para todos que poder preguntar ¿Por qué?
Y que te respondan o no.
El silencio es también una respuesta.
Porque si no, nos podemos confundir, y lo malo te parece bueno y lo bueno malo, un lío.
Yo siempre me acuerdo de la fábula del escorpión y la tortuga.
Al final el escorpión pica a la tortuga cuando están cruzando el río.
Y cuando la tortuga pregunta.
¿Por qué lo has hecho?
El escorpión responde, porque es mi naturaleza no lo puedo evitar.
Antes de hundirse también.
Porque la mochila pesa menos con un par de piedras menos.
Porque puede ser uno los tres o ninguno.
Porque te enseñamos a volar solo si lo prefieres.
Porque el coste es menor haciendo lo mismo.
Porque funciona junto y separado también.
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Que tengas un gran día.