Mis padres ya están vacunados.

Creo que no he sentido más alivio en mi vida.

Y gratitud también.

Poco a poco retomamos las visitas.

Vuelven los buenos momentos.

Y también los pequeños conflictos, casi obligatorios, de un encuentro familiar.

Si quedamos en casa de mi hermana, mi madre se apodera de la cocina, eso es así.

Y a mi hermana esto no le estresa, está encantada, se deja llevar.

¿Qué pasa si quedamos en mi casa?

Nada grave.

Pero hay pelea por el dominio de la cocina.

Porque yo tengo la oficina en casa desde hace años.

Cocino casi todos los días.

Unas veces está rico y otros es comida.

Estoy tan acostumbrado a mi espacio que parece que voy por raíles, porque cada minuto cuenta.

Así que cuando tengo más gente de lo normal lo noto.

Y por supuesto no cedo la cocina así como así, en mi casa me gusta ser el chef.

Así que al principio nos costó un poco organizarnos.

Pero ahora todo bien.

Cuando mis padres vienen a casa son invitados.

Colaboran sí.

Participan también.

Pero sobre todo se dejan querer, y yo voy por mis raíles, más acelerado si puede ser.

Por eso cuando tengo que trabajar para un nuevo cliente intento adaptarme, unas veces como pinche, otras como chef.

Al final lo importante es entender cómo funciona el negocio y pensar en cómo puedo aportar valor.

Una receta que siempre sale bien.

Que tengas un gran día.

Marketing digital.