Aunque lo tradicional, lo canónico, es resucitar un pan del día anterior.
Ya puedes ver el pan especial para hacer torrijas en los supermercados, todo una tentación a la que me estoy resistiendo.
Porque esta pandemia sedentaria me tiene un poco achatado por los polos.
Pero si no es tu caso, o te da lo mismo, te animo a preparar un buen plato de este humilde pero delicioso postre.
Y a disfrutar sin prisas.
Si puedes, hay que dedicar unos segundos a elegir tu primera torrija.
Aún caliente y con el dorado justo, vestida de azúcar y canela.
Es importante utilizar todos los sentidos posibles.
Primero con el tacto, cuando presionas levemente los costados, y notas el crujiente del pan frito en aceite de oliva, y el goloso rebozado.
Después con el olfato, espera hasta notar los aromas cítricos y del lejano oriente.
Y terminas por morder despacio, para volver a disfrutar el crujiente en un círculo perfecto, preludio del glorioso bocado.
Hay cosas muy sencillas que nos hacen disfrutar mucho.
Que tengas un gran día.